sábado, 30 de octubre de 2010

Respiración - Relajación

A lo largo de la vida nuestro cuerpo va sumando bloqueos, corazas y que si no los atendemos se convierten en malestar..En otros momentos podemos sentir inquietud, fatiga, desgano. A veces tenemos dolor en la espalda ó de cabeza, si le dedicamos unos minutos registrando ese dolor y usando algunos recursos lo podemos resolver amorosamente con nosotras mismas.
Ante esta situación debemos recordar que tenemos un recurso sencillo y gratuito que es la respiración profunda, Aprender esta técnica que practican en Yoga y en otras prácticas corporales nos dará el ánimo que perdemos cuando estamos agobiados por problemas.

Con una música suave (como la que estás escuchando), buscas un lugar que puedas estar acostada en el piso ó sentada. Y comenzamos….
Inspiro por nariz y exhalo por nariz, tres veces (inspiro, saco, inspiro, saco, última vez inspiro exhalo.
Repetimos inhalando por nariz y sacando por boca, tres veces (inspiro, saco por boca, inspiro, saco, última vez inspiro, exhalo.
Llevamos ahora las manos al abdomen si estamos sentadas dejamos los brazos al costado del cuerpo, nuevamente una secuencia de tres respiraciones: inspiro por nariz siento que se infla el abdomen y exhalo por nariz, otra vez, inhalo por nariz, inflo el abdomen, exhalo por nariz, ultima vez, inhalo por nariz, inflo el abdomen y exhalo por nariz.

En la posición que estés, dejas los brazos al costado del cuerpo y comenzás a registrar tu cuerpo Empezamos por los pies, recorremos con la imaginación las plantas de los pies, los dedos, el empeine, los tobillos, inspirando los rigidizamos, y exhalando aflojamos, seguimos el recorrido por las piernas, gemelos, rodillas, muslos, cadera, abdomen, inspirando rigidizamos y exhalando aflojamos. Tratamos con una inspiración de juntar los omóplatos en la espalda y exhalando aflojamos Ahora con una inspiración tensamos brazos, antebrazos, manos y dedos apretados y con una exhalación aflojamos.
Observo que no haya tensión en mi cara, los labios están apoyados, suaves, no hay tensión, tampoco en el entrecejo.
Registro que mi espalda está bien apoyada, la respiración es libre, la cabeza va de un lado al otro. Detengo este movimiento y me quedo centrada en mi  respiración, satisfecha de haber lograda una buena oxigenación a todo mi cuerpo, a todas mis células..
Silencio un minuto
Suavemente vuelvo a registrar mi respiración el aire ingresa suave y tibio y sale fresco. Me desperezo, me doy el tiempo que necesito para incorporarme y ahora estoy lista para continuar.
Esta es una práctica de quizás 5 minutos que nos puede beneficiar y ayudar a continuar con las actividades diarias con otro ánimo.




Grupos de apoyo

Los grupos de ayuda se forman para acompañar situaciones difíciles.
Siempre son anónimos y lo que allí se trata no debe difundirse.
En todos los barrios existen grupos llamados de autoayuda ó de apoyo, se los puede encontrar en las sedes de los diferentes credos (católicos, evangélicos), también las municipalidades desde sus diferentes secretarías los tienen desarrollados.
Pero puede pasar que justo no exista un grupo que se adecue a mi necesidad, y entonces yo puedo convocar a formarlo.
Si por ejemplo no estoy satisfecha con mi vida por determinadas circunstancias y en mi comunidad no existe ningún grupo afín yo puedo acercarme a la parroquia ó a la oficina de la municipalidad y sugerirlo. También puedo comenzar a convocar a personas que se encuentren en una situación parecida y comenzar a reunirse, siempre con la idea de fortalecerse y siguiendo los pasos que se dan para conformar un grupo.
Estos pasos son muy sencillos, lo primero es partir del respeto mutuo
La prioridad del grupo debe ser la de compartir sus historias, al hacerlo se forjará un vínculo inmediato y la sensación de pertenecer y no estar sola.
Las reuniones no deben durar más de una hora.
1-   Comenzar puntualmente
2-   Presentarse y explicar para qué se reunirán
3-   Enfatizar que todo lo que se diga  durante la reunión no debe salir de allí
4-   Que cada persona hablará, si lo desea, de su problema, quizás no más de 5 minutos. Nadie tiene la obligación de hablar, pero si lo desea dispone del tiempo asignado. No hay que presionar a nadie para que hable, cada uno encontrará su momento.
5-   Fijar algunas pautas  y si todos están de acuerdo se entrega una copia a cada una. Podrían ser las siguientes pautas:
Fijar un lugar de reunión neutral y no en la casa de alguien.
La coordinación de los grupos puede ser rotativa
Comenzar y terminar  con puntualidad
No dar consejos
Durante la reunión no se puede fumar, comer o beber cualquier tipo de bebidas.
Las mujeres deben tratar de concentrarse en sí mismas
Atenerse al tema que se está tratando
No se debe criticar a nadie

Se pueden sugerir algunos temas para las reuniones:
Cómo me ocupo de mí misma y cómo satisfago mis necesidades
Porqué necesito este grupo
Dejar de culpar y animarme a revisar aspectos de mi personalidad

El grupo puede decidir agregar 15 minutos una vez por mes para  tratar
asuntos organizativos, para modificar o agregar temas, lugar de reunión, dinámica de las mismas.
Ninguno de los principios acordados se deben violar a fin de complacer a una integrante, siempre hay que considerar primero que es lo mejor para el grupo en general.
Cerrar cada reunión haciendo un círculo, todas de pie, con los ojos cerrados y tomadas de las manos.
Estas reuniones de una hora dónde todas podrán compartir sus experiencias personales les dará sentido de pertenencia y la posibilidad de ir transformando paulatinamente las situaciones difíciles de la vida.  


Mujeres que sufren violencia


¿Por qué existe la violencia de género?
Extraído de Medh: Mujeres que sufren violencia (la letra negrita no corresponde al texto)

A los hombres y a las mujeres nos educan de forma diferente desde que nacemos.
A las mujeres les enseñan a ser femenina: obedientes, sumisas, pasivas, orientadas hacia el trabajo doméstico y el cuidado de los demás como extensión del rol maternal. Por eso a las niñas les regalan muñecas, jueguitos de cocina, escobitas, planchas, etc.
A los hombres, en cambio, les enseñan a ser masculinos, para lo cual no deben mostrar sus emociones, deberán ser competitivos, agresivos, y fundamentalmente, orientados hacia la vida que transcurre fuera del ámbito doméstico. Por eso a los niños les regalan armas, soldaditos, autos, pelotas, etc.

A los varones los estimulan para ser sexualmente activos y agresivos.

A las mujeres hay que avanzarlas, conquistarlas transárselas, como si fuera un objeto de intercambio y consumo.

Está muy bien visto que un adolescente tenga varias novias, y es motivo de orgullo para sus padres poder decir que ya tiene experiencia sexual.

Las mujeres, en cambio, están educadas para ser pasivas sexualmente, y no es bien vista una joven que sale con varios hombres a la vez, o tiene mucha experiencia sexual.

“Los hijos varones imitarán al papá, se sentarán a ver televisión con él y las hijas mujeres imitarán a la mamá y desde muy temprano harán tareas hogareñas con ella, ayudarán a criar a los hermanitos, participarán de la limpieza de la casa, etc.”

Por otra parte, la mujer históricamente siempre ha sido, objeto de intercambio entre los hombres. En épocas antiguas, el contrato matrimonial se arreglaba entre el pretendiente, y el padre de la pretendida. Recordemos que los cruzados en la Edad Media, antes de ir a la guerra en Tierra Santa, solían ponerle a sus esposas un cinturón de castidad.

Hoy en día, las cosas han cambiado mucho, pero al casarse, la mujer entra a la iglesia del brazo de su padre, y es entregada al novio, y muchas siguen usando el apellido de casada, llamándose a sí mismas “fulana de tal”.

El hombre entonces está habilitado socialmente para ser agresivo, y esto incluye su sexualidad y su forma de comportarse con las mujeres.

Por esto a veces resulta muy difícil que las mujeres víctimas de violencia sexual, sean escuchadas o apoyadas por el resto de la sociedad..

La mujer que ha sido víctima de una agresión sexual debe saber que, si lo desea puede asentar la denuncia correspondiente. Si no desea hacerlo hay que respetarla en su decisión.

 Si queremos ayudar a una mujer agredida debemos saber escucharla, sin culpabilizar, acompañándola a sobrellevar la situación traumática y dándole a conocer los pasos a seguir de una manera tranquilizadora.

Cuando vivimos en una sociedad violenta todos estamos prevenidos ya que podemos ser víctimas de un asalto, robo, etc. Las mujeres cargan con un plus:” temor a una agresión sexual “ya que son población de riesgo. Existe un alerta femenino que permite a las mujeres estar atentas a una serie de situaciones y circunstancias que un hombre tal vez ni notaría
Algunas sugerencias cuando se percibe algo inusual:

No tener vergüenza de gritar o pedir ayuda. Aunque nadie se involucre, eso suele asustar al agresor.

No tener vergüenza de darse vuelta o de cambiar de vereda, si sienten que las siguen.

Animarse a entrar en algún negocio, o tocar el timbre de una casa.

Confiar en las propias sensaciones y sentimientos: si hay algo que resulta incómodo, sospechoso, o fuera de lugar, no desestimar lo que se siente pensando que se es exagerada. Es preferible buscar ayuda a confirmar luego lo que se suponía.

Nunca quedarse sola en un transporte público

Caminar pisando fuerte, segura de sí misma

Las mujeres deberíamos poder circular libremente y sin miedos, lograr un cambio en la sociedad, estas son solo estrategias.