¿Por qué existe la violencia de género?
Extraído de Medh: Mujeres que sufren violencia (la letra negrita no corresponde al texto)
A los hombres y a las mujeres nos educan de forma diferente desde que nacemos.
A las mujeres les enseñan a ser femenina: obedientes, sumisas, pasivas, orientadas hacia el trabajo doméstico y el cuidado de los demás como extensión del rol maternal. Por eso a las niñas les regalan muñecas, jueguitos de cocina, escobitas, planchas, etc.
A los hombres, en cambio, les enseñan a ser masculinos, para lo cual no deben mostrar sus emociones, deberán ser competitivos, agresivos, y fundamentalmente, orientados hacia la vida que transcurre fuera del ámbito doméstico. Por eso a los niños les regalan armas, soldaditos, autos, pelotas, etc.
A los varones los estimulan para ser sexualmente activos y agresivos.
A las mujeres hay que avanzarlas, conquistarlas transárselas, como si fuera un objeto de intercambio y consumo.
Está muy bien visto que un adolescente tenga varias novias, y es motivo de orgullo para sus padres poder decir que ya tiene experiencia sexual.
Las mujeres, en cambio, están educadas para ser pasivas sexualmente, y no es bien vista una joven que sale con varios hombres a la vez, o tiene mucha experiencia sexual.
“Los hijos varones imitarán al papá, se sentarán a ver televisión con él y las hijas mujeres imitarán a la mamá y desde muy temprano harán tareas hogareñas con ella, ayudarán a criar a los hermanitos, participarán de la limpieza de la casa, etc.”
Por otra parte, la mujer históricamente siempre ha sido, objeto de intercambio entre los hombres. En épocas antiguas, el contrato matrimonial se arreglaba entre el pretendiente, y el padre de la pretendida. Recordemos que los cruzados en la Edad Media , antes de ir a la guerra en Tierra Santa, solían ponerle a sus esposas un cinturón de castidad.
Hoy en día, las cosas han cambiado mucho, pero al casarse, la mujer entra a la iglesia del brazo de su padre, y es entregada al novio, y muchas siguen usando el apellido de casada, llamándose a sí mismas “fulana de tal”.
El hombre entonces está habilitado socialmente para ser agresivo, y esto incluye su sexualidad y su forma de comportarse con las mujeres.
Por esto a veces resulta muy difícil que las mujeres víctimas de violencia sexual, sean escuchadas o apoyadas por el resto de la sociedad..
La mujer que ha sido víctima de una agresión sexual debe saber que, si lo desea puede asentar la denuncia correspondiente. Si no desea hacerlo hay que respetarla en su decisión.
Si queremos ayudar a una mujer agredida debemos saber escucharla, sin culpabilizar, acompañándola a sobrellevar la situación traumática y dándole a conocer los pasos a seguir de una manera tranquilizadora.
Cuando vivimos en una sociedad violenta todos estamos prevenidos ya que podemos ser víctimas de un asalto, robo, etc. Las mujeres cargan con un plus:” temor a una agresión sexual “ya que son población de riesgo. Existe un alerta femenino que permite a las mujeres estar atentas a una serie de situaciones y circunstancias que un hombre tal vez ni notaría
Algunas sugerencias cuando se percibe algo inusual:
No tener vergüenza de gritar o pedir ayuda. Aunque nadie se involucre, eso suele asustar al agresor.
No tener vergüenza de darse vuelta o de cambiar de vereda, si sienten que las siguen.
Animarse a entrar en algún negocio, o tocar el timbre de una casa.
Confiar en las propias sensaciones y sentimientos: si hay algo que resulta incómodo, sospechoso, o fuera de lugar, no desestimar lo que se siente pensando que se es exagerada. Es preferible buscar ayuda a confirmar luego lo que se suponía.
Nunca quedarse sola en un transporte público
Caminar pisando fuerte, segura de sí misma
Las mujeres deberíamos poder circular libremente y sin miedos, lograr un cambio en la sociedad, estas son solo estrategias.
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