A lo largo de la vida nuestro cuerpo va sumando bloqueos, corazas y que si no los atendemos se convierten en malestar..En otros momentos podemos sentir inquietud, fatiga, desgano. A veces tenemos dolor en la espalda ó de cabeza, si le dedicamos unos minutos registrando ese dolor y usando algunos recursos lo podemos resolver amorosamente con nosotras mismas.
Ante esta situación debemos recordar que tenemos un recurso sencillo y gratuito que es la respiración profunda, Aprender esta técnica que practican en Yoga y en otras prácticas corporales nos dará el ánimo que perdemos cuando estamos agobiados por problemas.
Con una música suave (como la que estás escuchando), buscas un lugar que puedas estar acostada en el piso ó sentada. Y comenzamos….
Inspiro por nariz y exhalo por nariz, tres veces (inspiro, saco, inspiro, saco, última vez inspiro exhalo.
Repetimos inhalando por nariz y sacando por boca, tres veces (inspiro, saco por boca, inspiro, saco, última vez inspiro, exhalo.
Llevamos ahora las manos al abdomen si estamos sentadas dejamos los brazos al costado del cuerpo, nuevamente una secuencia de tres respiraciones: inspiro por nariz siento que se infla el abdomen y exhalo por nariz, otra vez, inhalo por nariz, inflo el abdomen, exhalo por nariz, ultima vez, inhalo por nariz, inflo el abdomen y exhalo por nariz.
En la posición que estés, dejas los brazos al costado del cuerpo y comenzás a registrar tu cuerpo Empezamos por los pies, recorremos con la imaginación las plantas de los pies, los dedos, el empeine, los tobillos, inspirando los rigidizamos, y exhalando aflojamos, seguimos el recorrido por las piernas, gemelos, rodillas, muslos, cadera, abdomen, inspirando rigidizamos y exhalando aflojamos. Tratamos con una inspiración de juntar los omóplatos en la espalda y exhalando aflojamos Ahora con una inspiración tensamos brazos, antebrazos, manos y dedos apretados y con una exhalación aflojamos.
Observo que no haya tensión en mi cara, los labios están apoyados, suaves, no hay tensión, tampoco en el entrecejo.
Registro que mi espalda está bien apoyada, la respiración es libre, la cabeza va de un lado al otro. Detengo este movimiento y me quedo centrada en mi respiración, satisfecha de haber lograda una buena oxigenación a todo mi cuerpo, a todas mis células..
Silencio un minuto
Suavemente vuelvo a registrar mi respiración el aire ingresa suave y tibio y sale fresco. Me desperezo, me doy el tiempo que necesito para incorporarme y ahora estoy lista para continuar.
Esta es una práctica de quizás 5 minutos que nos puede beneficiar y ayudar a continuar con las actividades diarias con otro ánimo.
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